Entre los postres tradicionales, los de toda la vida, los que se preparaban en casa de siempre, el flan ocupa un puesto de excepción. Recuerdo a mi madre preparar un flan de huevo casero que quitaba el sentido. 

La verdad es que se trata de un postre que no puede ser más sencillo en su preparación. Se trata de combinar tres ingredientes que, a buen seguro, tenemos todos en la despensa, azúcar, huevos y leche. Con una base tan sencilla podemos conseguir un lujo de postre, el maravilloso flan de huevo.

Aunque mi madre solía prepararlo en la olla express, hoy he querido hacerlo en el horno, algo que es más probable que tenga todo el mundo en su casa. Si os apetece aventuraros un poco más y preparar algún flan diferente, en el blog podréis encontrar alguna otra receta, flan de chocolate,  flan de aceite de oliva y naranja o flan de huevo y yogur son opciones igual de sabrosas.

 

RACIONES: 6

DIFICULTAD: baja

TIEMPO: 1 hora 15 minutos

FLAN DE HUEVO CASERO:


  • 4 HUEVOS
  • 400 ml. LECHE
  • 80 g. AZÚCAR
  • 4 cda. AZÚCAR
  • 2 cda. AGUA

1.- Comenzamos preparando el caramelo para el molde del flan. En una cazuela ponemos el azúcar y el agua. Cocinamos¡, a fuego medio, hasta que la mezcla se haya convertido en un caramelo dorado. Retiramos del fuego.

2.- Vertemos el caramelo en el molde para flan y lo repartimos por su base y laterales. Reservamos.

3.- En un bol batimos los huevos con el azúcar. Añadimos después la leche y mezclamos bien. 

4.- Vertemos la mezcla en el molde para flan. En este punto el caramelo ya estará duro. Tapamos la flanera con papel de aluminio y la colocamos en un recipiente que llenaremos con 10 cm. de agua. La idea es cocinar el flan a baño maría. Por eso debemos mantener la flanera en agua hasta una altura de, más o menos, la mitad.

5.- Horneamos el flan, con el horno previamente caliente a 190ºC durante 60 minutos. comprobamos que el flan está listo pinchándolo con un palito y comprobando que este salga limpio.

Retiramos la flanera del horno y del recipiente con agua y lo dejamos a temperatura ambiente hasta que se haya enfriado. Una vez frío lo guardaremos el el frigo hasta el momento de consumirlo. Cuando queramos disfrutarlo lo desmoldamos y listo para comer.