Preparar croquetas en casa puede ser algo trabajoso, por lo menos para mí. El caso es que, a pesar del esfuerzo, el resultado es, indiscutiblemente, siempre mejor que cualquiera de las opciones de croquetas comercializadas que podamos encontrar en el mercado. Por eso soy de la opinión de que vale la pena el trabajo para conseguir unos bocados de categoría para disfrutar en casa.
Hoy he preparado unas croquetas súper veraniegas, unas croquetas de gambas y mejillones que puedo deciros que han sido unas de las mejores que yo haya preparado. Su textura súper cremosa y un sabor intenso las han hecho las preferidas de mi familia, un éxito. A ver que os parecen a vosotros.
RACIONES: 25 ud.
TIEMPO: 1 hora + frigo
DIFICULTAD: baja
CROQUETAS DE GAMBAS Y MEJILLONES:
- 500 gr. MEJILLONES
- 9 GAMBAS
- 1 HOJA DE LAUREL
- 1/2 CEBOLLA
- 1/2 PIMIENTO ROJO PEQUEÑO
- 50 ml. VINO BALNCO
- 2 DIENTES DE AJO
- 4 cda. TOMATE FRITO
- 1 CAYENA
- 250 ml. LECHE ENTERA
- 30 gr. HARINA
- 30 gr. MANTEQUILLA
- SAL
- PIMIENTA NEGRA MOLIDA
- ACEITE DE OLIVA
- HARINA, HUEVO Y PAN RALLADO PARA REBOZAR
1.- Comenzamos preparando la salsa bechamel. En una sartén derretimos la mantequilla e incorporamos la harina removiendo constantemente con unas varillas para cocinar la harina. Salamos ligeramente y vamos incorporando la leche poco a poco, removiendo e integrándola con la harina antes de seguir añadiendo más cantidad. Cocemos la salsa a fuego suave durante unos minutos sin parar de remover. Retiramos y reservamos.
2.- Lavamos los mejillones para eliminar las impurezas que puedan tener por el exterior. Ponemos una cazuela al fuego con un dedo de agua e incorporamos los mejillones y la hojita de laurel. Cocemos los mejillones durante 3 minutos, estarán listos casi en el momento en el que todos se hayan abierto. Escurrimos los mejillones reservando parte del agua de la cocción. Dejamos que los mejillones se templen antes de retirarlos de la concha y trocearlos en daditos pequeños, reservamos.
3.- Pelamos las gambas y las troceamos en pedacitos pequeños. Las reservamos junto con los mejillones. Las pieles de las gambas podemos guardarlas para otras preparaciones.
4.- En una sartén calentamos 3 cucharadas de aceite de oliva. Pelamos los ajos y la cebolla y los troceamos muy menudito. Cuando el aceite esté caliente añadimos el ajo y lo sofreímos durante unos segundos antes de añadir la cebolla bien troceada. Incorporamos el pimiento en daditos pequeños y sofreímos todas las verduras durante unos 15 o 20 minutos, hasta que estén bien blanditas.
5.- Añadimos a la sartén el tomate frito y la cayena y cocinamos durante 4 o 5 minutos. Agregamos el vino blanco y 1/4 de vaso del agua de la cocción de los mejillones colándola para evitar añadir impurezas. Removemos, añadimos los mejillones y las gambas que tenemos reservadas y dejamos que se cocine la mezcla durante unos 5 minutos más. Salpimentamos.
6.- Incorporamos la salsa bechamel que tenemos reservada y removemos bien para integrar todos los ingredientes. Seguimos cocinando 4 o 5 minutos más y retiramos del fuego. Vertemos la mezcla en una fuente y dejamos que se temple antes de cubrirla con un papel transparente y guardarla en el frigo. Yo suelo dejar este tipo de masas de un día para otro, pero con que esté 2 o 3 horas en el frigo será suficiente para que adquiera cierta consistencia y sea posible modelar las croquetas.
7.- Preparamos 3 boles con harina, huevo y pan rallado respectivamente y comenzamos a formar las bolitas de masa. Las pasaremos por los tres boles repitiendo la operación de rebozado con el huevo y el pan rallado. La crema es bastante blandita y cremosa, por eso os aconsejo que reforcéis el rebozado repitiendo la operación del huevo y el pan rallado.
8.- Freímos en abundante aceite suave las croquetas y las vamos retirando a una bandeja con papel absorbente.
Podemos dejarlas enfriar o disfrutarlas calentitas, en cualquier caso tendremos unas croquetas de categoría para un aperitivo, buenísimas.