Hace tiempo que me apetecía probar otra receta para hacer galletas que sirvieran para decorar. Ya sabéis que para decorar es necesario una galleta que no se deforme prácticamente al hornearse, con lo que no valdría cualquier receta de galleta.
Me decidí por la pasta Sablé. Una masa muy sencilla que podría servir también para tartaletas y tartas, masa quebrada, en su versión menos dulce.
PASTA SABLÉ:
- 500 gr. HARINA
- 150 gr. AZUCAR GLASS
- 150 gr. MANTEQUILLA
- 1 HUEVO
- SAL
- 1 CUCHARADA ESENCIA DE VAINILLA
1.- En un bol echamos la mantequilla a temperatura ambiente cortada en daditos. Su textura ha de ser tal que conserve su forma pero que al presionar con un dedo este se hunda.
2.- Agregamos al bol la harina tamizada y el azúcar glas tamizado.
3.- Hacemos un hueco en la harina y echamos el huevo, la esencia de vainilla y la sal.
4.- Amasaremos con las manos lo justo para formar una bola. No es aconsejable amasar demasiado, sólo lo necesario para integrar bien todos los ingredientes. Su textura final será firme, despegándose totalmente de las manos y de las paredes del bol.
5.- Envolvemos la masa en papel film y lo dejamos durante no menos de 1 hora en el frigo. Esta hora de frio es necesario para que la pasta adquiera su textura idónea y para que sea fácil trabajar con ella a la hora de hacer las galletas. Podríamos dejar la masa en el frigo varios días o incluso congelarla, si no nos interesara hacer las galletas en ese momento.
6.- Pasado este tiempo cortamos la masa en 4 partes con la ayuda de un cuchillo. Trabajamos cada uno de los trozos resultantes colocándolos entre dos papeles de hornear y comenzando a estirar con un rodillo hasta conseguir un grosor de unos 0,5 cm.
7.- Cuando la masa esté estirada la guardaremos en el frigo, entre los dos papeles que empleamos al estirarla, durante 15 minutos más. Haremos lo mismo con los otros tres trozos de masa que tenemos reservados.
8.- Transcurrido este tiempo comenzamos a cortar las galletas con el cortante que queramos utilizar y las vamos poniendo en la bandeja del horno.
9.- Los restos sobrantes los podemos volver a amasar, estirar con el rodillo y volver a meter en la nevera unos 15 minutos (para evitar que después pierdan la forma), repitiendo de nuevo el proceso.
10.- Con el horno precalentado, introducimos la bandeja con las galletas y horneamos unos 15 minutos a 180º. Tanto el tiempo como la temperatura dependen un poco del horno que tengamos, de todas formas lo ideal es estar pendiente de la hornada. Cuando las galletas están doraditas, que no oscuras, será el momento de sacarlas del horno.
Lo mejor es colocar en la misma hornada galletas del mismo tamaño, pues una galleta pequeña tardará menos tiempo en hacerse que una galleta más grande…
Al sacarlas del horno las dejamos reposar unos minutos en la propia bandeja y luego las pasamos a una rejilla hasta que enfríen completamente.
Trackbacks/Pingbacks