La primera vez que probé los alfajores de Maicena fue en Montevideo. En un viaje lleno de descubrimientos, la gastronomía no podía faltar como parte del disfrute de la aventura. Tengo que decir que ha vuelto a probarlos en otras ocasiones, ya de vuelta a este lado del charco, pero nunca he conseguido disfrutar de ninguno como lo hice en aquella ocasión. Uruguay es, con Argentina, los países que quizá más se identifican con este dulce. Pero la realidad es que son varios los países de sudamérica donde los alfajores forman parte del repertorio gastronómico dulce más tradicional. 

Este dulce nada tiene que ver con los alfajores que podemos encontrarnos en nuestro país por épocas navideñas, una variante de los polvorones que no tiene en común con los alfajores hispanoamericanos más que su nombre. 

Aunque podríamos preparar alfajores de maicena con fécula de máiz de forma exclusiva, sin el empleo de la harina de trigo, esto provocaría que la superficie de esta pasta se agrietara durante el horneado, por eso es necesario el aporte de harina de trigo. Así evitamos que nos queden unas obleas secas o quebradizas. El relleno tradicional en países como Argentina y Uruguay en el dulce de leche. Aún así, se pueden encontrar otras variedades con cremas de cacao, cremas de frutas o miel. 

Hoy en día podemos encontrar alfajores de maicena en casi cualquier gran superficie, pero en mi opinión, poco tienen que ver con los increíbles alfajores que han traspasado fronteras. Os animo a que hagáis esta receta en casa como lo haría cualquier abuela de Uruguay. Se trata de una receta muy sencilla que me devuelve a barrio de Pocitos cada vez que la preparo.

 

 

 

ALFAJORES DE MAICENA:

  • 100 GR. HARINA DE TRIGO
  • 200 gr. FÉCULA O ALMIDÓN DE MAÍZ (MAIZENA®)
  • 1/2 cdita. LEVADURA QUÍMICA
  • 1/2 cdita. SAL
  • 100 gr. MANTEQUILLA
  • 100 gr. AZÚCAR MOLIDO (valdría azúcar glass)
  • 1 ud. YEMA DE HUEVO
  • 1,5 ud. HUEVOS BATIDOS
  • 1/2 cdita. ESENCIA DE VAINILLA
  • RALLADURA DE LIMÓN
  • 250 gr. DULCE DE LECHE
  • 30 gr. COCO RALLADO

1.- En un cuenco añadimos la harina de trigo y la fécula de maíz o Maizena®, la levadura y la sal. Es importante que temicemos bien la harina. Reservamos.

2.- En un bol batimos la mantequilla con el azúcar y la esencia de vainilla hasta conseguir una mezcla cremosa y blanquecina. Es fundamental que la mantequilla tenga una textura de pomada para poder trabajarla. El azúcar, para que no se note el grano debemos triturarlo en un robot de cocina o incluso en un molinillo de café. Podríamos utilizar azúcar glass. Reservamos.

3.- En un bol grande batimos los huevos enteros y las yemas y añadimos la crema de mantequilla con azúcar y la ralladura de limón. Batimos hasta que todos los ingredientes queden incorporados.

4.- Incorporamos las harina que tenemos reservadas y comenzamos a mezclarlas con los líquidos. Inicialmente con un tenedor y luego con las manos, trabajamos la masa hasta que consigamos una bola homogénea y lisa. No debemos amasar la masa, sólo se trata de que nos quede una masa uniforme. Guardamos la masa en el frigo envuelta en un film transparente durante 30 minutos, hasta que adquiera cierta consistencia que nos ayude a trabajarla de forma más sencilla ya que, por ahora, tendrá una consistencia bastante blanda.

5.- Con la masa con una consistencia un poco más manejable, procedemos a extenderla con un rodillo hasta que tenga medio centímetro de grosor. Será necesario que tengamos la superficie de trabajo previamente espolvoreada con abundante harina para que no se pegue, incuso el propio rodillo. Se trata de una masa blandita y delicada con tendencia a pegarse.

6.- Con un cortante de galletas redondo, de unos 6 cm. de diámetro, hacemos los alfajores. Si no tenemos cortantes podemos emplear un vaso de chupito. Vamos colocando los alfajores, con cuidado de no deformarlos, en la bandeja de horneado sobre un papel de horno.

7.- Con el horno previamente caliente a 155ºC, con calor por arriba y por abajo, y sin ventilador, horneamos los alfajores durante 7 u 8 minutos. Tenemos que tener en cuenta que los alfajores no pueden quedar tostados, has de quedar con un tono blanco. Si se cocinan demasiado, se volverían pastosos y secos, de ahí la importancia de controlar el tiempo de horneado y no pasarnos.

8.- Retiramos los alfajores a una rejilla y dejamos que se enfríen antes de rellenarlos.

9.- Una vez fríos, rellenamos los alfajores con dulce de leche y rebozamos con coco para conseguir los alfajores más clásicos.