Bica blanca de Laza

Curioseando por la red descubrí algo que no conocía, la bica blanca de Laza. Fue en el blog de José Luís, As pequenas viaxes (e algo de gastronomía), donde encontré esta receta que me estaba diciendo «cómeme», y como movida por un resorte me puse manos a la obra.

La bica es un postre típico gallego, principalmente de la provincia de Ourense, similar a un bizcocho pero más compacto y que cuenta con una costra superior crujiente de azúcar y canela que le da un toque único. Son famosas las de Trives, Castro Caldelas, Manzaneda… y algunas más.

Laza, concretamente, es un pequeño pueblo de esta provincia, conocido principalmente por ser uno de los estandartes del carnaval gallego. La bica de Laza es diferente al resto en ingredientes y elaboración. No lleva yemas, sólo claras de huevo, no lleva manteca, sino nata y no necesita masa madre para su elaboración.

Os aseguro que es un postre espectacular y que merece la pena probarlo. A pesar de que no puede ser más fácil de hacer, ya veréis, me ha pasado con él algo que hacía tiempo que no me pasaba. Demostración de que cuando se cae la tostada al suelo siempre se cae por el lado de la mantequilla ha sido mi proceso en esta receta. Os iré contando mis errores, que fueron varios, para que no hagáis como yo. Le echo la culpa del desastre al hecho de estar de cháchara con mi amiga Cecilia en lugar de estar a lo que estamos, como diría mi madre… Aun así estaba buenísima, así que…

BICA BLANCA DE LAZA:

  • 8 CLARAS DE HUEVO
  • 350 gr. HARINA
  • 350 ml. NATA PARA MONTAR
  • 450 gr. AZÚCAR

1.- Lo primero es montar las claras a punto de nieve. Cuando estén montadas les vamos añadiendo el azúcar poco a poco, sin dejar de batir. Es muy importante que las claras se queden montadas con el azúcar, ya que al no llevar levadura, es fundamental para conseguir la esponjosidad de la bica.

Ni se os ocurra comenzar a añadir el azúcar antes de que las claras estén montadas, porque no saldrá, que fue lo que me pasó a mí.

2.- En otro bol montamos la nata bien durita y reservamos.

Esto lo hice bien, salvo por el hecho de que en lugar de utilizar el vaso de la batidora cogí un bol de boca ancha y llené las paredes de la cocina con gotitas de nata…

3.- Comenzamos a añadir la harina tamizada a la mezcla de claras y azúcar. Lo haremos poco a poco e integrándola con movimientos envolventes, para evitar que se bajen las claras.

Lo que no debéis hacer en ningún caso es añadir la harina a la nata en lugar de a las claras, que, lo creáis o no, fue lo que hice, sólo conseguiréis un engrudo en el que es casi imposible que la harina se integre… un desastre!!!

4.- A la mezcla de claras, azúcar y harina añadiremos la nata. Con la ayuda de una cuchara de madera la integraremos con movimientos envolventes de nuevo, para evitar que «baje» la mezcla.

  Bica blanca de Laza

5.- Untamos un molde, no muy grande para estas cantidades, de 30 cm. de largo estaría bien, con mantequilla, también podemos forrarlo con papel para hornear. Vertemos la mezcla y espolvoreamos de azúcar y canela toda la superficie. Esto es lo que creará la costra crujiente tan característica de la bica.  Horneamos a 180 º durante 35 minutos y listo.

Os hago especial hincapié en el tamaño del molde porque eso fue lo último que me pasó es este cúmulo de malos pasos, utilicé un molde mucho más grande de lo que correspondería y bueno, podemos decir que me salió un poco finita de más.

A pesar de todo he de decir que estaba muy muy buena, así que estoy segura que si vosotros la hacéis sin percances os quedará espectacular. Ya me contaréis.

Si queréis compartir vuestras bicas me encantará que me mandéis vuestras fotos a Facebook.